Patricia Rosas Lopátegui dio ayer una charla en el
ITESO “Garro jamás fue una espía”, dice su biógrafa Casada con el escritor Octavio Paz, con quien tuvo una
relación más que tomentosa, la novela más reconocida
de Garro es Los recuerdos del porvenir.
Rosas Lopátegui ha publicado en tres volúmenes la biografía de la autora. “En El asesinato de Elena Garro explico por qué es una figura rodeada por una leyenda negra que la desprestigia. El gobierno creó este complot para eliminarla de la vida política y cultural, porque era una mujer muy crítica”, aventura la biógrafa. Actualmente, editorial Porrúa realiza una labor de rescate de la obra de Garro, la que según su biógrafa está agotada desde hace diez años, con la reedición de La semana de colores (2006) y Testimonios sobre Mariana (2007). Casada con el escritor Octavio Paz, con quien tuvo una relación más que tomentosa, la novela más reconocida de Garro es Los recuerdos del porvenir, por la que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia, y que vio la luz en 1963. Su participación en el movimiento estudiantil de 1968 y su posterior posición de denuncia le granjearon múltiples problemas y críticas y la escritora acabó por marcharse del país y establecerse en Francia. La última novela que publicó fue Un corazón en un bote de basura, en 1996, dos años antes de morir. “Es un personaje difícil, pero creo que lo es porque no se lee. Los mismos seguidores de Garro no se acercan de fondo a su obra, se le lee de una manera muy superficial”, puntualiza Rosas, quien se refiere a la obra de Garro como “poderosa, con un lenguaje sumamente poético. Una obra honesta”. Sobre los documentos de la extinta Dirección Federal de Seguridad, desclasificados parcialmente por el Instituto Federal de Acceso a la Información, en los que se señala a Garro como espía del gobierno federal durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, su biógrafa opina: “Por supuesto que no fue espía . Es absurdo creer eso de una mujer que criticó de la manera más acerba a los gobiernos, revelando la corrupción del PRI, las masacres de indígenas y obreros. Garro estaba con el pueblo, no con el movimiento estudiantil guiado por algunos intelectuales a los que llamaba irónicamente ‘izquierdistas de café’”.
http://www.milenio.com/tampico/milenio/nota.asp?id=508369
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