¡Éstas son mujeres!

Escritoras de la patria. Extrañamente de una nación que no lee.

María Luisa Mendoza

Venid, o como nosotros decimos: vengan… a ver dos libros únicos generosos y buenos, escritos por una muchacha mexicana que vive en EU pero en realidad vive en México para darles realce a las escritoras de aquí de este lado.

No se conforma con tener en sus haberes la fama de generosa recolectora de mujeres de pluma. No le interesa seguir con el doloroso camino de Elena Garro, la gran escritora de México casada por amor y muerta por amor… a sus gatos… los únicos merecedores de esa pasión de la Garro tan definitiva… volcán, huracán, tempestad…Reina Lear. Ella y su hija Elena la Chatita, ella y su enternecedor amor construido a pedazos y párrafos por Octavio Paz, que era, sí, un genio pero también un hombre hecho en México, lleno de recovecos inaccesibles para la Garro y con esa maestría para hacer talco literalmente, ahora sí, a su compañera. Estoy hablando de dos libros titulados aladamente ¡Óyeme con los ojos, (Universidad Autónoma de Nuevo León) trabajado sin parar por Patricia Rosas Lopátegui desde EU para recuperar, esta vez, no a la Garro sólo, sino a una tribu desolada y dejada de la mano de Dios, de escritoras de garra y guerra, hechas a mano en México, dando la vida por la literatura, sin otro fin aunque todas estábamos en el convento del amor sorjuanesco, no por Dios sino por los hombres con los que nos matrimoniamos… y así nos fue. Escritoras de la patria. Extrañamente de una nación que no lee. Sin importarles a nadie, solas y sus almas vagando en la historia, en el amor, en la soledad y en la muerte No como la Garro, la Guerra, la Garra, dios de las letras, vestida por Dios y sobrevolando Europa. “Este que ves, engaño colorido” diría Sor Sol a la vida de las escritoras que fruta vendíamos…Engañadas, escribiendo en la soledad como cada una ¿para qué nombro a Rosario Castellanos, por ejemplo? Publicando con trabajos de hortelano, y a la eterna espera de saber que en esta patria nuestra, nada más hay cuando mucho tres escritoras y otros tres varones. Lopátegui escogió 18 firmas de mujeres. La suma milagrosa es pródiga de la generosidad de Lopátegui. Solamente ella es capaz de esa desmesura y el resultado es un libro muy valioso para el estudio feminista y de mujeres dedicadas a escribir como una manda, un karma, un no poder hacer nada más. Lopátegui se convierte en la madre justiciera al grado de saber y gritar la edad de cada una de nosotras, pobres esclavas del remo y la lejana tierra prometida. El título se cierra con De Sor Juana al Siglo XXI. Veintiún Escritoras Mexicanas Revolucionarias. Y digo: ¡esas son mujeres!... en estos días de tanta sangridad —como digo, insisto—que son el futuro y el presente de las letras mexicanas. Investigación de Lopátegui de primera línea, hecha con amor de estudiosa, fiera en datos, persistente y culta, amén del afecto gratuito por nosotras, bien merecido.

 *Periodista y escritora

http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=721398

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