El asesinato de Elena Garro
http://www.agencia.bitacoracultural.com/481/literaturanota.html
* Entrevista con Patricia Rosas Lopátegui
Por Vianett Medina Valencia
Patricia Rosas Lopátegui es autora de la trilogía sobre
la vida y obra de Elena Garro ("Yo sólo soy memoria. Biografía
visual de Elena Garro", Ediciones Castillo, 1999; "Testimonios
sobre Elena Garro. Biografía exclusiva y autorizada de Elena Garro",
Ediciones Castillo, 2002; "El asesinato de Elena Garro. Periodismo
a través de una perspectiva biográfica", Editorial
Porrúa-UAEM, 2005), con prólogo de Elena Poniatowska. Vianett
Medina realizó la presente entrevista, durante la reciente presentación
de "El asesinato de Elena Garro" en la sala de lectura del CECUT.
Vianett: A propósito de tu nuevo libro, El asesinato de Elena
Garro, ¿por qué insistir en Elena Garro?
Patricia: Porque Elena Garro es uno -lo digo en masculino, para abarcar
a hombres y mujeres- de los escritores más importantes del siglo
XX, en la literatura universal. Y si hablamos de la literatura mexicana,
para mí Elena Garro es, junto con Sor Juana, uno de los dos escritores
más importantes que ha producido México.
V.- ¿Por qué eres quien investiga sobre Elena Garro si,
no obstante naciste en México, resides en Estados Unidos?
P.- Yo soy mexicana, nacida en Tuxpan. Mi interés por Elena Garro
comenzó en 1976, cuando yo estudiaba Literatura mexicana en el
Tec de Monterrey. Es una ironía que yo sea egresada del Tec de
Monterrey… En enero de 1976, en un curso de literatura mexicana,
leímos los Recuerdos del porvenir en fotocopias, porque en ese
tiempo Elena Garro estaba vedada (sigue estándolo, pero luego hablaremos
de eso). La novela me fascinó. Quedé prendada de la visión
de Elena Garro sobre México, de su lenguaje, su poesía y
las técnicas tan innovadoras que descubría en esa novela.
A partir de ahí comenzó mi interés por Elena Garro.
Comencé a leerla. En aquel momento -estamos hablando de 1976- no
había nada sobre Elena, nadie hablaba de ella.
Cuatro años después, en 1980, voy a vivir en la ciudad
de México. Trabajo en el INBA, en la dirección de literatura.
Yo comienzo a buscar a Elena Garro, sus obras. Ya sabía que estaba
exiliada y vivía en Europa. Pero hay nada: no consigo ninguno de
sus libros, nadie quiere hablar de ella. Es como la gran traidora, la
mujer por la cual los intelectuales se hundieron, fueron perseguidos,
encarcelados. Y había toda esta leyenda, la cual constituye una
mentira muy grande. Eso es lo que trato de probar en El asesinato de Elena
Garro.
Me fui a Estados Unidos en 1984, precisamente porque no encontré
posibilidades para seguir mis estudios de posgrado. Ahora comprendo que
si me hubiera quedado en México no habría hecho el trabajo
sobre ella, porque trabajar en contra de la corriente en México
es imposible. Y Elena Garro es una escritora que está todavía
silenciada, descalificada, ensombrecida por una leyenda injusta y mentirosa.
Sé que he podido producir estos tres libros porque me lo ha permitido
estar lejos de las mafias literarias mexicanas, que son nefastas.
V.- En todo esto pareciera haber una maldición: quien habla sobre
Elena Garro se tiene que apartar. Como sucedió con tu libro, El
asesinato de Elena Garro, tuviste que ser rechazada y pasar por muchas
editoriales antes de que lo publicaran. En ese sentido, la Elena Garro
que se introduce en la política, que hace periodismo, que escribe,
es proscrita.
P.- La maldición es porque Elena Garro es una figura muy contestataria,
muy irreverente, anti-institucional. A Elena Garro debemos verla dentro
de su contexto histórico. Comienza a escribir periodismo en los
años 40, que era una época muy cerrada en donde todos los
medios estaban muy controlados por el Estado. Elena Garro nunca va a pertenecer
a ninguna camarilla en el poder. El círculo en el que ella se movía,
como esposa o ex esposa de Octavio Paz, era el círculo de los llamados
"intelectuales de izquierda". Elena se movía en ese círculo,
pero no le pertenecía: ella iba a contracorriente de esas camarillas
en el poder. Elena va a hacer un periodismo sin concesiones, va a criticar
la hipocresía, la falsedad de los intelectuales dizque de izquierda
que en realidad están al servicio del erario. Eso es lo que ella
les va a apuntar una y otra vez de una manera además mordaz, muy
aguda, inteligente y brillante. Nunca va a pactar con el poder. Eso por
el lado cultural.
Por el lado político, incursiona en un momento en que si no eras
del PRI, del lado de la derecha del PRI, los corruptos, los conservadores,
los que traicionaron la revolución y los derechos del pueblo, estabas
maldito. Elena va a ser la "piedrota en el zapato" para los
funcionarios que masacrando a los indígenas les quitaban sus tierras.
Por eso Elena Garro es una escritora que sigue, hasta hoy, asesinada,
silenciada. Es la mujer que defiende la integridad de los campesinos,
señalando a los intelectuales como clase dizque pensante pero que
no hacía crítica. Sólo se acomodaban para recibir
prebendas del erario.
V.- ¿Elena Garro es feminista?
P.- Claro, aunque a Elena no le gustaba esa etiqueta. Sin embargo, si
entendemos como feminismo la lucha de las mujeres a lo largo de la historia
de la humanidad por tener los mismos derechos que los hombres, claro que
Elena es una feminista que luchó porque vivió en carne propia
la opresión, no sólo de Octavio Paz sino de toda la sociedad,
de todo el contexto patriarcal mexicano que no le permitía desarrollar
su proyecto intelectual y artístico.
V.- En el libro se sugiere que Elena Garro vive reaccionando a Octavio
Paz. Con un enfoque crítico, esto acusaría que su vida gira
en torno a él. ¿Es esto cierto?
P.- Yo creo que no, porque ella reacciona no sólo a él.
Octavio Paz es producto del sistema patriarcal mexicano. Es el compañero
que está muy cerca de ella. Octavio Paz era sólo una pieza
del andamiaje opresor de los años 40 en que los hombres se burlaban
de ella: ¿Cómo que tú vas a poder escribir? Elena
Garro narra en sus diarios (que están publicados en el volumen
número dos de Testimonios sobre Elena Garro) cómo tenía
que quemar lo que ella escribía, porque Octavio Paz se enfurecía.
Que eran tales los pleitos que ella, para tener la fiesta en paz, quemaba
lo que escribía. Octavio Paz quería leer todo lo que ella
escribía. ¡No tenía privacidad! Elena cuenta que en
los años en París (ese departamento grandísimo en
que vivían en los años 40, en la calle Víctor Hugo),
sólo tenía un cajoncito con llave como único espacio
privado, al que Octavio Paz intentaba siempre llegar. Elena tiene que
lidiar contra esto para sobrevivir y defender su intimidad.
Elena dice en una ocasión: Octavio Paz siempre me está
preguntando - siempre la asediaba- ¿en qué estás
pensando? ¡Qué pregunta tan inoportuna! ¿A quién
se le ocurre preguntarte cuáles son tus pensamientos, como la parte
más íntima. Para Elena ésa es una invasión
a la intimidad y de penetración al mundo más íntimo.
V.- Confrontando los datos que contiene el libro con el refrán
"Detrás de un gran hombre hay una gran mujer" ¿Habría
Octavio Paz sin Elena Garro y viceversa?
P.- Yo no dudo que haya habido un enriquecimiento de ambos lados. Lo
que veo es que los puntos de vista de ambos eran totalmente opuestos.
Se maneja un mito: "sin Octavio Paz, Elena Garro no habría
podido escribir" pero es una absoluta tontería. Elena Garro
es toda una escritora, una intelectual, una mujer brillante, cultísima
que tiene una formación sólida desde niña. Elena
Garro se forma en la biblioteca de sus padres. A Elena Garro no la hizo
Octavio Paz, ni tampoco viceversa. Los dos van formando sus proyectos
intelectuales independientes. Incluso, lo que Octavio Paz plantea en términos
de literatura y de arte, es totalmente opuesto a lo que construye Elena
Garro.
V.- Tú hablas de la frustración de los últimos años
de Elena...
P.- Fueron épocas muy difíciles. La percepción más
obvia era una gran tristeza, desolación y soledad. Aunque ella
decía que la soledad no le importaba, que era un espacio que la
satisfacía y disfrutaba mucho. En 1993 regresó con la promesa
incumplida por quienes la trajeron. La encerraron en un departamento pequeñito
en Cuernavaca, en un espacio en un cerro, de difícil acceso incluso
para un joven. Un insulto para una escritora de su calibre.
Padeció la miseria, el hambre, no tener que comer: vivían
al día. Le debían a todo mundo, a las tienditas donde compraban
su comida. Las autoridades culturales decían: se les ha pagado.
Cierto, pero no era la manera de reintegrar a Elena Garro. Había
que darle trabajo. En primer lugar, había que darle un reconocimiento,
republicar su obra. Que sus libros se incorporaran como texto obligatorio
desde la secundaria hasta las universidades. Es decir, leer sus obras
maestras en las secundarias, así como se leen Rulfo, García
Márquez, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos. Esa debió
ser la manera de regresar a Elena Garro a nuestro medio. A partir de ahí
habría regalías, talleres, conferencias, cátedras.
Así como Elena vivió de sus ingresos cuando hizo periodismo
y publicaba sus novelas. Así como vive un escritor, de lo que produce.
En mi opinión, fue todo muy injusto. Considero que los intelectuales
que todavía están vivos y siguen manejando y controlando
la cultura en México son unos cobardes y unos envidiosos. Yo lo
que veo es una envidia del talento de Elena Garro. Para mí decir
que Elena Garro los traicionó en el 68 fue sólo un pretexto
para descalificarla porque Elena los atacó siempre, les sacó
sus trapitos al sol. A ellos los ofendía la verdad. Y nunca se
lo han perdonado.
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