Patricia Rosas Lopátegui: Elena Garro fue acosada sexualmente por López Mateos

por Eve Gil

Entrevista publicada en el suplemento “La Cultura en México” de la revista Siempre!, México, 4 de junio de 2006, núm. 2764, pp. 76-77.


El título del nuevo libro de Patricia Rosas Lopátegui, El asesinato de Elena Garro (Porrúa, 2005), podrá parecer tendencioso en vista de que, sabemos, la más grande escritora mexicana desde Sor Juana Inés de la Cruz murió de muerte natural. Sin embargo, y según nos explica la propia autora, se refiere a un asesinato metafórico, dada la insistencia de la intelectualidad mexicana en calumniar a la que fuera la señora de Octavio Paz. Este libro reúne los mejores textos periodísticos de Garro; entrevistas suyas con personalidades tales como Frida Kahlo y una serie de revelaciones impactantes, tales como el acoso sexual del que fue objeto por parte del ex presidente Adolfo López Mateos y la injerencia de la clase intelectual en los sucesos del 68.

EVE GIL.- ¿Por qué siempre se habla de "Elena Garro la escritora" y jamás se menciona a la "Elena Garro periodista"?
PATRICIA ROSAS LOPÁTEGUI.- Porque la denuncia que hace Elena Garro en contra de la corrupción del sistema político posrevolucionario mexicano, los crímenes y despojos que sufrían los indígenas a manos de los terratenientes y funcionarios, así como la actitud acomodaticia de los intelectuales al servicio del erario, resulta mucho más directa y desacralizadora en sus artículos periodísticos que en su literatura. Es decir, ahora con el rescate de sus colaboraciones periodísticas, nos damos cuenta que la realidad política y social que Garro denunció en textos como Los recuerdos del porvenir, “El anillo”, El árbol, “Invitación al campo”, etc., está tomada explícitamente de sus experiencias como activista en su contienda por la Reforma Agraria. El periodismo es el género que le permite transformar su pluma en escalpelo con el que va señalando todas las lacras del sistema priísta, el racismo colonialista que reduce a los indígenas a la esclavitud en pleno siglo XX, y no se cansa de apuntalar la hipocresía de la clase pensante mexicana que le hace el juego a los poderosos para recibir prebendas a cambio de su silencio.


E. G.- ¿De verdad una mujer como EG pudo haberse dejado manipular por Octavio Paz al grado de escribir una reseña contra Fuentes por encargo de éste?
P.R.L.- Creo que siempre ha habido tejemanejes entre los actores de la vida cultural mexicana, y yo señalo en esta sección del capítulo 2, que si bien pudo haber sido cierto que Elena escribió esta reseña para “desagraviar” a Octavio Paz del supuesto ataque de Carlos Fuentes, también indico que Elena Garro, desde mi punto de vista, escribió ante todo esta reseña porque le permitió manifestar sus preferencias literarias. Es decir, desacraliza La región más transparente simplemente porque para ella no es una obra maestra y porque en esta misma reseña declara que admira o prefiere la obra de Juan Rulfo, Guadalupe Amor y Rosario Castellanos. Pero también pienso que aprovecha esta ocasión para contraatacar, pues sus correligionarios, comandados por Octavio Paz, la descalificaban y ninguneaban constantemente. Había una guerra abierta entre Garro y los seguidores de Paz, porque ella representaba la crítica a las instituciones, y su marido y su grupo se adherían a la cultura oficial o hecha desde el Estado. Hoy en día, a pesar de que Los recuerdos del porvenir se publicó cuatro años antes que Cien años de soledad de García Márquez, no ocupa un sitio dentro de la literatura hispanoamericana, cuando debería ocupar un lugar privilegiado. Elena Garro es la que inicia el realismo mágico, y no García Márquez.

E.G.- ¿Cómo es que luego de tantos, a Elena se le levanta por fin el veto?
P.R.L.- A Elena no se le ha levantado el veto. Como agente literaria de Elena en los Estados Unidos, yo he reeditado su teatro, en una edición que he costeado de mi bolsillo y que vendo a través del internet, porque ninguna editorial que publica libros en español en Estados Unidos lo quiso publicar. Me parece un insulto que en las celebraciones del día de muertos en México se siga representando el Don Juan Tenorio de Zorrila, cuando tenemos una obra maestra de carácter universal, y a la vez tan mexicana, como Un hogar sólido de Elena Garro.


E.G.- ¿Qué, concretamente, era lo que tanto fastidiaba de la persona de EG a los intelectuales, antes de lo ocurrido en el 68?
P.R.L.- Me gustaría responder esta pregunta con segmentos de algunos de los artículos de Elena Garro, recogidos en mi libro, para que los lectores comprendan por qué los intelectuales conservadores de ayer y de hoy, en pleno siglo XXI, siguen propagando la leyenda negra, ya que no hay diferencia entre la clase pensante mexicana del pasado y del presente muy cercana al erario. En uno de los textos de 1964, Elena dijo: “La cultura en México es Colonial, de adorno. No hemos producido más idea que la Revolución. La función de la clase pensante es hacer la crítica y la crítica no se hace. Los intelectuales son escribanos de la Colonia, dedicados a escribir laudos a los hombres de poder. Así son ellos, los intelectuales, los que tienen la culpa de que los funcionarios tengan cabeza de funcionarios de la Colonia. Además, en México no hay marinos, no hay científicos y sin ellos la verdadera cultura no es posible. Desde que Hernán Cortés tuvo que fundar el ayuntamiento de Veracruz para poder legalizar la Conquista, en México estamos dedicados a hacer Oficios que justifiquen los despojos. Los economistas sirven además para cambiar la geografía: cuando nos conviene tenemos bosques y minerales, y cuando no, somos un país desértico”. En otro, de ese mismo año, escribió: “Cuando los intelectuales carecen de principios que dicten su conducta y ejercen el oficio de intelectual con fines simplemente lucrativos, la sociedad que los padece se vuelve caótica. La confusión de principios, de política y de retraso cultural, que reina no sólo en México sino en toda América Latina, no se debe a sus políticos, sino a la llamada clase intelectual de este Hemisferio que ha sido incapaz de dirigir o de crear el pensamiento propio de estos países.”


E.G.- ¿Qué ocurrió después de que EG denunció el acoso sexual del que fue objeto por parte del ex presidente López Mateos?
P.R.L.- Nada. ¿Qué va a pasar? Si la impunidad gobierna en México. En realidad, sabemos de este acoso por el diario de Elena Garro publicado gracias a la revista Proceso, quien me permitió reimprimirlo en mi libro. Revela las atrocidades que cometen también los poderosos en contra de la mujer. Es un espejo que proyecta, no sólo las lacras del machismo que impera en México, sino que, si el Presidente de México se comporta de esta manera, ¿qué se puede esperar de todos los demás ciudadanos?, ¿qué ha hecho el Presidente Vicente Fox por investigar los feminicidios en Ciudad Juárez? Abolutamente nada. Cuando en una sociedad la misoginia se celebra en lugar de erradicarse, se va agudizando la idea de que la mujer no vale, no cuenta, por lo tanto el hombre aprende que le está permitido, por las mismas instituciones, a hacer con las mujeres lo que le plazca, desde insultarla verbalmente, tocarla, violarla, quemarla, mutilarla y asesinarla.


E.G.- ¿Por qué se ignora que Elena fue una feroz defensora de los indígenas?

P.R.L.- Porque en México la gente, la mayoría de los ciudadanos, ignora y desprecia a los indígenas. ¿Qué importancia tiene una defensora de los derechos indígenas en nuestro país? Ninguna importancia. Si los indígenas no existen para los mexicanos; como decía Elena, los mexicanos pasan al lado de ellos como si fueran piedras en el camino. En uno de los textos que reproduzco en mi libro lo explicó así: “Los indios son muy inteligentes, han sufrido mucho. Se les ha prohibido hasta tener memoria, porque la Conquista de México les quitó hasta la memoria, entonces ellos existen casi de contrabando y a escondidas...”
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