Reeditan obra de Nahui Olin

Reúnen en un solo tomo los cinco títulos que la modelo, pintora y poeta Carmen Mondragón creó hace ocho décadas


Virginia BautistaCIUDAD DE MÉXICO, 17 de diciembre.- Ni loca, ni ninfómana, ni prostituta, ni promiscua. Carmen Mondragón (1893-1978) o Nahui Olin, la hermosa mujer de ojos verdes que fue modelo de Diego Rivera, Roberto Montenegro y Edward Weston, era además pintora, ilustradora y caricaturista; pero, sobre todo, escritora de prosa, ensayo y poesía.

La hija del general porfirista Manuel Mondragón, educada en colegios franceses, esposa del pintor Manuel Rodríguez Lozano y amante del artista plástico Gerardo Murillo Dr. Atl, entre otros, es “la figura más multifacética de la vanguardia femenina del México de los años 20 y 30 de la pasada centuria”, afirma sin dudar Patricia Rosas Lopátegui.

La catedrática de la estadunidense Universidad de Nuevo México busca rescatar en su nuevo libro dedicado a “la mujer que retó a la sociedad machista e hipócrita en la que le tocó vivir” la verdadera dimensión de este personaje.

Nahui Olin. Sin principio ni fin, producto de diez años de trabajo y publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, reedita por primera vez los cinco libros que Mondragón escribió y que, “como pago de una factura por su atrevimiento”, se habían perdido en el olvido y el silencio.

El contenido de Óptica cerebral. Poemas dinámicos (1922), Tierna soy en el interior (1923), A los diez años en mi pupitre (1924), Nahui Olin (1927) y Energía cósmica (1937) se puede ver desde la óptica del siglo XXI gracias a este volumen de 657 páginas que reúne además las pinturas de la musa erótica, sus ilustraciones, caricaturas, fotografías y los artículos y reseñas periodísticas que motivó en los años 20, 30 y 40.

“A Nahui Olin se le ha desprestigiado, estigmatizado. Ella fue una de esas pioneras de la literatura mexicana que luchó y pagó una factura muy alta por su atrevimiento al retar a una sociedad machista. Creo que es una de las mujeres más valientes de la cultura nacional hasta hoy en día, porque desnudó su espíritu y su cuerpo”, comenta en entrevista la investigadora.

Agrega que la amiga de personalidades como José Vasconcelos, Xavier Villaurrutia, Antonieta Rivas Mercado y Salvador Novo se expresó por escrito como creadora y divulgadora de la ciencia, manifestó sus ideas, cuestionó su época y rompió con los parámetros opresivos de la condición femenina.

“Pero también desnudó su cuerpo para evidenciar el derecho que tenemos como mujeres al erotismo y a la sensualidad. Pensaba que el cuerpo femenino no debe estar siempre cubierto, reprimido, asexuado. Dijo no a esto y lo llevó a cabo tanto como pintora, al autorretratarse en escenas amorosas, como en su poesía”, añade.

La estudiosa de la literatura latinoamericana destaca el tercer libro de Nahui, escrito originalmente en francés, al igual que el segundo, en el que recoge sus apuntes de colegiala, cuando estudiaba la primaria en el famoso Colegio de Santa María o el Colegio Francés de San Cosme, donde se educaban en 1904 las niñas ricas del Porfiriato.

“Ya escribía aquí sus preocupaciones existenciales sobre la opresión de la mujer y la condición femenina le preocupaba mucho. Y se observa que a los diez años de edad se la pasaba leyendo a Rousseau, Voltaire y Lamartine, pues los explica y repetía que se moriría si le arrebataran el mundo de los libros”, señala.

Da un ejemplo de cómo escribía la niña Nahui: “… soy una llama devorada por mí misma y que nada puede apagarla, porque no he vivido con libertad la vida privándome de los derechos a saborear los placeres, siendo destinada a ser vendida, como las esclavas en otros tiempos, a un marido…”.

“El cuarto libro es un ensayo pequeño de carácter filosófico existencial; en él anota quién es ella y critica a la sociedad materialista y utilitaria. Y el último reúne prosas sobre sus inquietudes acerca de la ciencia: la Teoría de la Relatividad, la electricidad, las matemáticas, la radioactividad. Algo insólito en una mujer en esa época”, concluye.

Por todo esto, para la estudiosa veracruzana, Nahui Olin es el icono de la libertad y la independencia. “Nunca claudicó ante el amor, ni pospuso sus proyectos. Fue una mujer sin ataduras. La factura que pagó fue el silencio. A partir de 1946, se aisló del mundo de la cultura y la intelectualidad mexicanos. Hizo un viaje sola de más de 30 años. Murió en 1978 en el completo olvido. Por eso es vital reestudiarla y eliminar de su vida y obra esos calificativos groseros e irrespetuosos”.

La autora adelanta que ha comenzado un nuevo proyecto de largo aliento: rescatar la obra artística de las mujeres mexicanas de los años 20 y 30.

2011-12-17 03:00:00
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